Un análisis de la situación país y las posibles perspectivas de acción ciudadana para el restablecimiento de la república
Recientemente compartimos en Villa del Rosario, municipio Rosario de Perijá del estado Zulia, algunos aspectos del foro “Constructores de Paz” que presentaron el Centro Gumilla y otras organizaciones a nivel nacional.
La Hermana Matilde Polanco perteneciente a la congregación Hijas de Jesús fue la encargada de dirigir la presentación y el conversatorio en el que participó un interesante grupo de ciudadanos, jóvenes y adultos, miembros de partidos políticos, gremios y de la sociedad civil Villarosarense.
Analizar las causas que han llevado a nuestro país a atravesar la mayor crisis política, social, económica e institucional de los últimos tiempos pasa por hacer un análisis consciente de los errores y omisiones que se han cometido desde el gobierno nacional.
Pero también los errores y omisiones desde los llamados partidos de oposición y muy especialmente desde la ciudadanía, que adoptó un rol de espectadores en un escenario de confrontación política que se ha prolongado por los últimos 18 años.
ANTECEDENTES
La revolución del siglo XXI que propulsó el presidente Hugo Chávez pretendió cambiar el modelo social, económico y político del país, convirtiendo a Venezuela en un sistema militarista, en el que la corrupción, ineficiencia e improvisación dilapidaron la mayor acumulación de recursos que históricamente ingresaron a nuestra economía gracias a los altísimos precios del petróleo que sobrepasaron los 100 dólares por barril, entre 2.007 y 2.013.
Contradictoriamente y durante ese período de bonanza petrolera, la producción nacional no sólo se redujo, sino que además la infraestructura de extracción y procesamiento de crudo, única fuente de ingresos del país, sufrió un deterioro por falta de inversión y mantenimiento que en la actualidad ha casi paralizado sus procesos obligando al gobierno a importar productos terminados, como gasolina, diesel y lubricantes para surtir el mercado interno.
Igual fenómeno ocurrió en el sistema eléctrico nacional, redes de transporte marítimo, aéreo y terrestre y cualquier cosa que se parezca a servicios públicos y asistenciales, como salud, educación, acueductos, etc.
Las consecuencias de éstas deficiencias se hacen evidentes a partir de 2013, fecha en la que muere Chávez y es sustituido por Nicolás Maduro en un proceso comicial que dejó al descubierto la mayor manipulación y vulnerabilidad del sistema electoral, según señala el informe emitido por El Instituto de Altos Estudios Europeos y la Red Internacional de Universidades para la Paz, citado por Informe21.
A esta falta de legitimidad del presidente recién electo, se suma el desplome de los precios internacionales del crudo por debajo de los 40 dólares por barril, lo que provocó la abrupta caída de los ingresos de divisas y la imposibilidad de sostener el sistema masivo de importación de productos para el consumo, lo que generó la mayor crisis de abastecimiento jamás sufrida en Venezuela.
Solamente entre 2013 y 2016 se registró una inflación de más del 1.200 %, pero se calcula que para el 2.017 esta cifra se duplicará, según estimaciones de organismos internacionales, ya que es imposible obtener cifras oficiales en el país, debido al veto informativo que mantiene el BCV.
El continuo uso de las reservas internacionales para el pago de compromisos pendientes, empeño de las reservas de oro de la nación, emisión de bonos y otros instrumentos de endeudamiento, créditos con China y otros países en condiciones poco claras y la reciente venta de bonos a un banco estadounidense muy por debajo de su valor nominal, reflejan la avidez de liquidez monetaria con que se ha manejado la economía en los últimos tres años.
Todas estas acciones, han ocasionado el desplome del bolívar “la moneda nacional” frente a la moneda de nuestros países vecinos. Por ejemplo en Colombia en 2.013 el bolívar fuerte comenzaba a perder fuerza y se cotizaba en 52 pesos por bolívar, en 2.017 la paridad es 0,35 pesos por bolívar, según informan comerciantes que se surten de alimentos en poblados fronterizos.
A esto hay que agregar la dificultad de los líderes y dirigentes políticos para estructurar una vía de acción coherente frente a las estrategias del gobierno, lo que ha generado fricciones internas y la aparente descoordinación en la llamada Mesa de la Unidad Democrática, coalición política donde convergen los principales partidos de oposición en Venezuela.
Frente a estos precedentes surge la protesta como herramienta de defensa ciudadana, “La Calle” se ha convertido en el escenario para expresar el descontento, desaprobación y rechazo a la pretensión del gobierno de imponer nuevas reglas a través del llamado a una Asamblea Constituyente Comunal, lo que se traduce en radicalizar su modelo de restricciones de derechos y totalitarismo gubernamental.
La movilización continuada y generalizada de los ciudadanos ha convertido la protesta en Venezuela en una “Rebelión Popular”, debido a sus dimensiones, duración y ámbito de acción, tal como lo describe el informe de Provea publicado por Gumilla.
ESCENARIOS
Ante esta realidad surgen 4 escenarios que debemos analizar, para establecer una estrategia de participación ciudadana en la recuperación del rumbo político, económico, institucional y social del país.
1. MAS CONFRONTACIÓN:
El ejercicio de la protesta en Venezuela ha puesto de relieve el temor del gobierno a la expresión ciudadana, que se evidencia en la desmedida represión a través de la fuerza, que ha llegado a tornarse letal.
Más de 80 días de manifestaciones de calle en distintas regiones de la geografía nacional e igual número de víctimas fatales, la mayoría a causa del uso de armas por parte de organismos de seguridad, demuestran la determinación de los ciudadanos por recuperar el control del país.
Sin embargo la descoordinación y fallas de comunicación entre líderes políticos y sociales han dificultado la estructuración de planes conjuntos de protesta, lo que ha favorecido la aparición de grupos radicales que generan hechos violentos y anarquía en algunos casos, lo que se suma a la actuación de elementos de choque amparados por el gobierno, que se agrupan en los llamados colectivos.
Surge entonces la amenaza de que estos grupos radicales terminen imponiendo una agenda de agresiones que desvirtúe la protesta social y termine desmotivando y hasta desmovilizando a los ciudadanos que apuestan por acciones de resistencia pacífica extendida.
Ante este escenario es necesario estructurar políticas organizadas y cohesionadas para masificar la protesta de calle, sin caer en anarquía.
¿Cuál será tu propuesta de acción en este sentido?
2. NO PASA NADA:
Analistas advierten que de no generar una movilización masiva, corremos el riesgo de que la protesta termine pasando a ser otro elemento del paisaje, agotando a los ciudadanos y terminando por desmotivarlos.
En este escenario el gobierno gana terreno y termina imponiendo su política a través de la instalación de la Asamblea Constituyente.
Los venezolanos nos acostumbramos “adaptamos” con relativa facilidad a las situaciones adversas, racionamiento eléctrico, colas para comprar alimentos y medicinas, fallas de efectivo en bancos y cajeros automáticos, fallas en el suministro de agua y otros servicios, etc.
Al pasar el tiempo y no lograr una solución aparente y “rápida” las personas terminan asumiendo que las cosas seguirán igual y las protestas pudieran convertirse en parte de las actividades cotidianas para unos, mientras los otros continúan en su apresurada carrera por encontrar alimentos o desplazarse al trabajo u otro destino.
El hecho de que sólo un 10 % de los ciudadanos se haya movilizado para protestar contra el gobierno es una advertencia clara de que la mayoría no se ha percatado aún de la gravedad del asunto o no ha sentido la necesidad de manifestarlo.
¿Estarías dispuesto a aceptar la condición actual o la que está por venir, como parte de tu realidad?
3. RESTABLECIMIENTO DE PACTOS Y DIÁLOGO:
Toda situación difícil pasa por una negociación para su resolución, sobre todo cuando existe enfrentamiento de grupos de poder.
Sin embargo en nuestro país han sido traicionadas tantas veces las aspiraciones de encontrar una solución por la vía del diálogo, que es casi imposible en las condiciones actuales, establecer alguna ruta que permita establecer acuerdos.
Tras el último intento de pacto entre el gobierno y la oposición, que contó con el acompañamiento de los ex presidentes Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijos, la Unasur y el Vaticano, el gobierno venezolano incumplió los acuerdos alcanzados en torno a la liberación de presos políticos, restablecimiento institucional de la Asamblea Nacional, apertura del canal humanitario en materia de salud y alimentos, entre otros.
Pero además recrudeció la agresión verbal y física de los personeros gubernamentales hacia los líderes políticos y los diputados, hasta el punto de declararlos objetivos de ataque por parte de sus grupos radicales.
Esta situación ha llevado casi a satanizar cualquier intento de acercamiento entre dirigentes de ambos bandos.
Sin embargo, el no alcanzar la apertura de algún canal de comunicación niega la posibilidad de establecer cualquier contacto o acuerdo que permita destrabar el juego político, agudizando la anarquización y el enfrentamiento.
¿Estarías dispuesto a apoyar un nuevo proceso de diálogo entre gobierno y oposición?
4. GOLPE DE ESTADO O RENUNCIA DEL PRESIDENTE
El tema de la renuncia del presidente Maduro ha sido tratado tanto desde la Asamblea Nacional, como desde los dirigentes del Chavismo que critican su pésimo desempeño frente al país, sin embargo ha sido una posibilidad negada por el propio mandatario y sus más cercanos colaboradores.
Las actuaciones de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz y otros dirigentes del Chavismo, desafiando abiertamente las políticas de gobierno y muy especialmente la pretensión de cambiar la constitución nacional, dejan al descubierto que no todos los que se dicen “Chavistas” o revolucionarios apoyan al actual presidente.
Estudios recientes de opinión revelan que sólo un 19 % de los venezolanos admite su tendencia Chavista, sin embargo de este universo el 13 % es crítico al gobierno y sólo un 6 % se manifiesta como aliado al presidente Maduro.
¿Qué pasa con la oposición? La realidad muestra que está divida en tres tendencias.
Los estudios revelan que el 31 % de los venezolanos manifiesta su preferencia por los partidos políticos agrupados en la MUD, mientras que un 20 % manifiesta su apoyo a otros partidos que no pertenecen a la coalición política.
Sin embargo el 30 % restante de la población se resiste a las opciones partidistas y apuesta por una participación ciudadana con independencia ideológica y activando desde la sociedad civil organizada.
Es esta porción de los venezolanos la que ha tomado la calle sin esperar convocatorias y se ha mantenido en resistencia, a través de la lucha juvenil que ha demostrado el surgimiento de una nueva casta de venezolanos con altos ideales y la determinación a “vencer o morir”.
Por otro lado un Golpe de Estado debe contar con el apoyo mayoritario de militares en posiciones claves y con suficiente ascendencia sobre la fuerza armada para lograr una sucesión de poder con mínima resistencia.
Sin embargo el actual escenario donde gran parte de la jerarquía militar está comprometida con la gestión de gobierno, desde puestos claves o con participación en negociaciones y prebendas económicas, hace pensar que no estarían dispuestos a renunciar a los privilegios que les otorga el estatus actual.
Un golpe de estado significaría el rompimiento de facto con países aliados y deja en relieve el peligro latente de establecer un nuevo gobierno aún más radical y autoritario.
Ante estos escenarios surgen más interrogantes que requieren respuestas urgentes pero meditadas, demás está decir que el llamado a una asamblea constituyente busca otorgar mayor acumulación de poder a un gobierno que agoniza sumido en su propia ineficiencia, pero la apatía de los venezolanos podría llegar a permitir que esta atrocidad se materialice.
Por otro lado la presencia de jóvenes que se autodefinen a través de símbolos que no guardan relación con las organizaciones actuales nos hace pensar que estamos presenciando el nacimiento de una nueva generación.
Si la llamada generación del 28 que enfrentó a Gómez definió la política venezolana para el siglo 20, estos jóvenes del 2017 serán quienes guíen a nuestra nación en el siglo 21.
Vale entonces la pena cuestionarnos si aspiramos regresar a la Venezuela de la cuarta república, permanecer en el proyecto socialista del siglo 21 o abrirnos hacia una mejor Venezuela totalmente renovada. ¿Tú que harás por tu país?
Richard Quintero Morán/Perijaneros.com