El tablero político de hoy en Venezuela presenta estrategias en reversa y con objetivos difusos. Por un lado el gobierno retrocede en el proceso de legitimidad, mientras que la oposición se encuentra acorralada y cercada por el oficialismo.
El escenario político de hoy en Venezuela presenta estrategias en reversa y con objetivos difusos. Por una parte, el gobierno retrocede en el proceso de legitimidad, dejando claro el uso y abuso de las instituciones que deben actuar en representación del Estado (con garantía de la Constitución y normativa jurídica en pro de la convivencia ciudadana y el bienestar social); y por otra, la oposición acorralada y cercada por el oficialismo, que además establece estrategias y acciones con poca inteligencia política para cohesionar desde las propias filas de los partidos de oposición hasta el ciudadano.
El gobierno se encuentra 02 fichas adelante y la oposición 3 detrás. Y es que sigue determinando la jugada el oficialismo dejando a la oposición solo con medidas de contestación.
La suspensión de la recolección del “20% de manifestación de voluntades”, fue una táctica que estaba guardada, pues desde el inicio de la recolección del 1% acusaban de fraude, pero no se quedaron en las acusaciones, introdujeron recursos de amparo así como demandas en contra de la MUD como organización promotora del Referéndum Revocatorio, lo que acompañado de la crisis de la autonomía de las instituciones y poderes públicos en gestión oficialista (ejecutivo, judicial y electoral), rompen el hilo democrático así como la confianza del ciudadano en el sistema político que impera en el país.
Expresaba Hobbes (filósofo inglés autor de Leviatán, obra influyente en la filosofía política) que el individuo se quiere a sí mismo, quiere ser libre, es ambicioso y teme a la muerte; donde la combinación de estas pulsiones, y la racionalización de las mismas le obliga a pactar con sus semejantes y a delegar algunos poderes en un poder central que es el poder político.
Expresaba Hobbes (filósofo inglés autor de Leviatán, obra influyente en la filosofía política) que el individuo se quiere a sí mismo, quiere ser libre, es ambicioso y teme a la muerte; donde la combinación de estas pulsiones, y la racionalización de las mismas le obliga a pactar con sus semejantes y a delegar algunos poderes en un poder central que es el poder político.
Pero en situaciones como las que se vive en la actualidad en Venezuela, el ciudadano debería dejar de esperar al Mesías y actuar directamente haciendo valer sus derechos civiles y políticos, exigiendo acciones que permitan establecer el hilo constitucional y la democracia.
Porque de lo contrario, estaríamos hablando que se trata de lo referido por Jocke (filósofo inglés, considerado Padre del Liberalismo Clásico) en su ensayo sobre Derechos civiles “todo hombre que posea o disfrute cualquier parte de los dominios de cualquier gobierno, da por ello su consentimiento tácito”. Lo que ratifica que del ciudadano no actuar estaría aceptando las medidas y actuaciones del gobierno en representación de Estado.
La salida a la crisis no es visible en este sistema, porque se violan los derechos constitucionales y legales, las presiones políticas de quienes se oponen se diluyen entre los actores oficialistas, funcionarios públicos e instituciones, reprimiendo toda posibilidad (dentro de los parámetros de la democracia) de ejercer acciones que reestablezcan un Estado de derecho.
La salida a la crisis no es visible en este sistema, porque se violan los derechos constitucionales y legales, las presiones políticas de quienes se oponen se diluyen entre los actores oficialistas, funcionarios públicos e instituciones, reprimiendo toda posibilidad (dentro de los parámetros de la democracia) de ejercer acciones que reestablezcan un Estado de derecho.
Tomando en cuenta que el Estado está formado por tres elementos: el territorio, la población y el gobierno, en Venezuela pareciera ser una sola cosa amalgamada, que muestra una sola visión de país, una sola perspectiva o modelo ideológico partidista.
Y es que, contrario a lo que pudiera pensarse, que el oficialismo ya es minoría con un 21% de aceptación, y la oposición mayoría con el 73% de respaldo, es el oficialismo quien domina en el panorama político por fuerza de acciones represivas aunado a las instituciones, como los poderes públicos y la Fuerza Armada Nacional, que grita en sus actos “Fuerza armada Chavista, Socialista y Antiimperialista”, es decir, que ¿no está al servicio de todos los ciudadanos, sin distinción de raza, culto o ideales?.
Ante este escenario, cual es la vía para encaminar el destino de Venezuela ¿las protestas?, ¿los recursos de amparo?, ¿las denuncias?, ante la represión, amenaza y la desesperanza de un pueblo que no satisface sus necesidades. Las estrategias que se gesten desde la Mesa de la Unidad Democrática, deben ser coherentes y tener un hilo conductor, que defina las acciones concretas en cada posible escenario que surja como reacción del gobierno (entendiendo la cultura violenta y poco legal de éste), de lo contrario aumentará la crispación social.
Ante este escenario, cual es la vía para encaminar el destino de Venezuela ¿las protestas?, ¿los recursos de amparo?, ¿las denuncias?, ante la represión, amenaza y la desesperanza de un pueblo que no satisface sus necesidades. Las estrategias que se gesten desde la Mesa de la Unidad Democrática, deben ser coherentes y tener un hilo conductor, que defina las acciones concretas en cada posible escenario que surja como reacción del gobierno (entendiendo la cultura violenta y poco legal de éste), de lo contrario aumentará la crispación social.
Ilustración: Luis lópez